El regalo de una reina

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El regalo de una reina

El nombre de nuestra marca no está elegido por azar.

Ana de Austria, fue infanta de España por ser hija de Felipe III y Margarita de Austria, se convirtió en reina de Francia por su matrimonio con Luis XIII y en madre del famoso Rey Sol, Luis XIV. Gracias a ella, el chocolate empezó a estar presente en las principales cortes de Europa.

Antes de todo esto, la famosa bebida que los aztecas elaboraban con las semillas del cacao ya había sido introducida en España por Hernán Cortés para agasajar a Carlos V.

El chocolate no despertó mucho entusiasmo hasta que unas monjas de Oaxaca (México) tuvieron la brillante idea de mezclarlo con azúcar y no con guindillas, como hacían los indios.

La nueva bebida se puso de moda y en el siglo XVI la taza de chocolate en la merienda se hizo habitual entre las mujeres de la aristocracia. Llegaba de América, un interesante nuevo producto, hasta el momento desconocido en Francia.

Así que Ana le hizo a los franceses el mejor regalo posible. En las mesas palaciegas del país galo se servía aderezado con especias y leche, lo que provocó el famoso dicho español «Las cosas claras y el chocolate espeso». Y así nace nuestro chocolate.

«Las cosas claras y el chocolate espeso»

Ana de Austria

Pasión por el chocolate. El delicioso producto causó furor entre la alta sociedad de toda Europa. Las damas lo tomaban a escondidas por su supuesto poder excitante, aromatizado con canela y vainilla. Poco a poco, se fue haciendo popular y todos pudieron disfrutar de su sabor y sus beneficios. Alegraba el espíritu y fortalecía el cuerpo. Por tanto, no es extraño que el pueblo terminara por amar más a Ana de Austria que al propio rey.

Un regalo para quedar como una reina. Nuestra pasión por el chocolate es la misma que Ana extendió por el mundo y hemos convertido a Ana en nuestra musa.  Ahora, gracias a ella, tú también puedes hacer el mejor regalo a los tuyos.

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