Me llamo Ana de Austria, nací en Valladolid en 1601, fuí Reina de Francia y Navarra en el siglo XVII, tengo el orgullo de ser la madre de Luis XIV, el Rey Sol, pero lo más importante es que fui la responsable de poner de moda el chocolate en el mundo.

El chocolate que llegaba de América era un alimento hasta entonces desconocido en Europa. En París se mezclaba con un poco de leche, algo que en España todavía no se entendía y de aquí proviene mi expresión: «Las cosas claras y el chocolate espeso».

Era considerada una mujer de gran belleza y carisma en mi época, por eso ejercía una gran influencia en la corte y alta sociedad. Instalé a mi sequito de cocineros españoles en París y así fue como creamos la receta magistral de un delicioso y único chocolate. Solo necesité un día para que miles de condes, duques y aristócratas de la corte francesa quedaran fascinados con aquel manjar e intentaran seguir mis pasos.

Así fue como conquisté el mundo con mi querido chocolate: Valentía, innovación, calidad, empoderamiento y convicción.